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Si escuchas la palabra genio ¿quién te viene a la mente?: Miguel Ángel, Leonardo da Vinci, Bobby Fischer y claro: Albert Einstein. El modelo de genio moderno, de hombre de ciencia. Sabes que escribió sobre la relatividad del tiempo, y que participó en el desarrollo de la bomba atómica. Podrías incluso si eres algo más conocedor agradecer el panel solar por su descripción del fenómeno fotoeléctrico y sentirte feliz por ello. Reconocerlo en una imagen es una tarea sencilla. Ahora si te preguntara ¿Cuál fue la causa de su muerte? Dudarías en responder. Pues te diré que su muerte se debió a la ruptura de un aneurisma de la aorta abdominal.

Esta enfermedad es una condición caracterizada por una debilidad de la pared de la arteria aorta que facilita la dilatación de este vaso. Entre los factores de riesgo encontramos el hábito tabáquico (Einstein era fumador compulsivo) edad avanzada, color blanco de piel, sexo masculino y la Hipertensión Arterial.

Este cuadro por lo general presenta un comportamiento asintomático, causando algunas manifestaciones principalmente por compresión extrínseca de las estructuras abdominales. Lamentablemente la aparición de síntomas y signos está relacionada con la aparición de complicaciones. La presencia de una masa abdominal palpable que late, sopla y se expande es característica de esta patología. Los estudios fundamentales que permiten su diagnóstico es la ecografía y la tomografía abdominal.

La principal terapéutica de estos pacientes está encaminados a la prevención de la ruptura con el tratamiento endovascular.

Antes de la existencia de la ecografía abdominal existían muchas manifestaciones clínicas que permitían la orientación diagnóstica. El dolor abdominal es el principal signo de esta patología y el eminente científico se aquejaba de ello. Fue sometido a una laparotomía exploratoria donde cinco años antes de su muerte le fue diagnosticada un aneurisma de la aorta abdominal, en el momento de su diagnóstico se tomaron medidas algo paliativas por no existir la posibilidad de intervención endovascular o sustitutiva. 7 días antes de su muerte comenzó a experimentar vagos dolores abdominales los cuales se volvieron más intensos y presentó náuseas y vómito. El día 14 de abril se valoró la posibilidad de intervención quirúrgica para reparar el aneurisma y tratar la colecistitis sospechada, esta intervención fue rechazada por el genio quien afirmaría: “Quiero marcharme cuando yo quiera, es de mal gusto prolongar la vida artificialmente, ya hice mi parte, y es hora de marcharme. Lo haré con elegancia”

Falleció el día 17 de abril a causa de la ruptura de este aneurisma. Esta presencia de cuadro clínico sugestivo de colecistitis aguda que aparece en la ruptura del aneurisma adoptó el epónimo del famoso físico. Existen muchos otros signos que se pueden revisar en el artículo usado como bibliografía.

Bibliografía: https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0212-71992006000700011

  • Dr. Arisbei Pérez Moraga

    Residente de Medicina Interna. Vive en la ciudad de Santiago de Cuba. Se desempeña como médico internista en el hospital donde realiza su residencia.

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