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La primera causa de muerte a nivel mundial es la Cardiopatía Isquémica, y su principal manifestación es el dolor en el pecho. En el paciente se comienzan a disparar alarmas llega a su mente la historia de aquel vecino que no prestó importancia al dolor y ahora descansa a 6 pies debajo del firmamento. Para cualquier médico que se desempeña en el ámbito de Urgencias resulta reto diagnóstico y motivo de incertidumbre, también sería un exceso todo dolor torácico considerarlo grave desde el inicio. Imaginen que solicitáramos enzimas cardíacas a todos los pacientes que se aquejen de dicho malestar. ¿Sería algo excesivo, verdad? ¿Qué hacer entonces?

El médico moderno conoce el método clínico y le resulta en ocasiones una utopía su cumplimiento en un ambiente como Urgencias. Escuchar el relato del doliente es un arma imprescindible, pues la historia de un dolor que se ha decidido llamar típico es suficiente para desencadenar los protocolos terapéuticos que gracias a la continua actualización salvan más vidas.

¿Qué caracteriza este dolor?
Cualquiera que haya trabajado en ámbito sanitario o recibido educación en este campo es capaz de describir el dolor isquémico típico: retrosternal, opresivo, que se irradia a brazo y mandíbula izquierda, que se acompaña de angor animi (sensación de muerte inminente) y manifestaciones vegetativas además de presentar mejoría con el reposo y desencadenarse con la actividad física.
Este concepto pareciera acabado de salir del horno del último Congreso de Cardiología, sin embargo, hace más de 200 años que este cuadro fue descrito ¿Quién lo hizo? Un médico inglés llamado William Heberden y que lo denominó angina. En ese momento no se conocía la causa real, pero se relacionaba con la muerte súbita.
Antiguamente se llamó angina a las amígdalas palatinas y podría asegurar que la mayoría de los lectores han padecido de amigdalitis y recuerdan esa sensación de ser apretados por el cuello y de no poder tragar. La palabra angina significa estrechez y proviene del latín haciendo referencia a la sensación de opresión que sobre el pecho despierta en el paciente.

William Heberden fue un médico inglés nacido en 1710, que a la edad de 29 años adquirió el título de médico y se destacó por su capacidad de observación, convirtiéndose en miembro del Real Colegio de Médicos de Londres en 1746. Escribió el “Commentari de morborum historia et curatione” donde señala los nódulos interfalángicos que aparecen en la Artritis Reumatoidea. Su descripción de la angina la realiza en un artículo titulado “Some Account of a disorder of the breath” presentado el 21 de julio de 1768. Abriendo el camino para posteriores estudios que acabaron relacionándola con la enfermedad de las arterias coronarias. Su método descrito por Hipócrates de observar y anotar lo convirtieron en un gran ejemplo de esta profesión. Murió a la edad de 91 años.

Para el médico tratante solo la experiencia lo puede ayudar un poco, existen elementos como los factores de riesgo (masculino, mayor de 50 años, antecedentes personales de Diabetes Mellitus, Hipertensión Arterial, hábito tabáquico). La aparición de forma súbita, estar acompañado de manifestaciones vegetativas: sudoración, falta de aire, sensación de muerte inminente, urgencia defecatoria o deseos de orinar. Existen presentaciones atípicas como el infarto de cara diafragmática y el dolor en el estómago (más frecuente en mujeres) o el dolor en el lado derecho del tórax. Es prudente recalcar que la primera medida que ayuda al paciente es el reposo físico y no se debe bajo ningún concepto mandar a deambular al mismo (que se acerque por sus medios a otra institución hospitalaria de mayor nivel, por ejemplo).

Me gustaría agregar que muchas veces al describir su dolor el paciente aprieta su puño sobre el pecho, este constituye el signo de Levine, de gran valor semiológico a la hora de enfocar este padecimiento. Esto es en honor Samuel A. Levine famoso Cardiólogo estadounidense que describió además otros trastornos y una escala que usamos bastante los médicos para los soplos que va del 1 al 6 de acuerdo a su intensidad, a partir del 3 son fácilmente audibles.

Con un adecuado interrogatorio y al menos la realización de un electrocardiograma nos orienta hacia la conducta con el paciente. La causa más frecuente de un dolor torácico es exactamente las costomusculares y su confirmación se realiza a través de la palpación de la parrilla costal. A pesar de los adelantos de la ciencia aún constituye un reto diagnóstico el dolor en el pecho. Una descripción de hace 200 años se ha mantenido inalterable.

¿Sabías que esta escala se llamaba escala de Levine? Házmelo saber en los comentarios.

  • Dr. Arisbei Pérez Moraga

    Residente de Medicina Interna. Vive en la ciudad de Santiago de Cuba. Se desempeña como médico internista en el hospital donde realiza su residencia.

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